Vivo en el barrio de Sant Andreu, uno de esos barrios dejados de la mano de Dios por el ayuntamiento de la señora Colau; el típico barrio donde la basura se acumula en las calles, el alumbrado público funciona con horarios peculiares y donde la gran obra de remodelación de la calle Gran de Sant Andreu parece diseñada por un responsable típico de este consistorio.
Entretodos
La última broma que el ayuntamiento nos ha regalado este verano es el corte de la L1 del metro, corte que no critico, si es necesario hay que hacerlo, lo que critico es la falta de previsión. La opción fácil, creo yo y la mayoría de los vecinos, es que si cortas un trazado de metro, lo sustituyes por unos buses lanzadera que cubran con más o menos cadencia -según las horas y la demanda- el mismo recorrido que el servicio que sufre la incidencia. Pero no, se inventan una combinación de autobuses que precisa hasta de un ejército de chavales ataviados con un mono rojo y una sombrilla para explicar a los sufridos usuarios, y aguantar su enfado y frustración, las distintas combinaciones, cada cual más retorcida, que suman, en el mejor de los casos, una hora al recorrido que necesitan hacer.
Otra opción es, como en mi caso, optar por el servicio de Bicing, aprovechando el buen tiempo, un servicio también deficiente el cual tampoco ha sido reforzado ante esta eventualidad, teniendo que recorrer cada día varios kilómetros a pie, buscando una bicicleta disponible. Hacer el recorrido por los carriles bici ya parece una yincana, para después tener que dar vueltas y vueltas para poder encontrar una plaza libre donde aparcarla.
Por favor, señora Colau, le agradeceríamos que no nos complique más la vida.