Contrasta el ilusionante y esperanzador encendido de las luces navideñas con la gélida oscuridad de poblaciones de Ucrania tras la destrucción de las infraestructuras de energía eléctrica y suministro de agua que, en el crudo invierno, con temperaturas muy bajas, amenaza la supervivencia de los más vulnerables e indefensos: niños, ancianos, mujeres embarazadas, personas con problemas de movilidad.

Es la crueldad de quien se vale de cualquier estrategia, sometiendo a la población civil sin importarle lo más mínimo si comete crímenes de guerra.