Llevamos meses y años escuchando cómo desde la capital se nos dice por activa y por pasiva que la independencia de Catalunya es una quimera, que los pensionistas y los parados no cobrarán. Y resulta que el ministro del Interior se dedica a investigar a los independentistas catalanes --que solo dicen que si somos un nuevo país todo irá mejor y que todos cobrarán incluso más de lo que cobran formando parte de España--, y resulta que ninguno de ellos es corrupto.
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Lo tengo claro, y se lo agradezco al señor Fernández Díaz, por tratarse de una persona anticatalanista que no ha hecho otra cosa que confirmar que en Catalunya, salvo alguna excepción, nuestros políticos son honrados. Independencia, ya.