Parece ser que con el auge de la extrema derecha y su discurso homófobo, algunas personas se sienten más seguras y justificadas para insultar, escupir y dar palizas a nuestro colectivo. Estas agresiones, no nos engañemos, son agresiones a toda la ciudadanía. Hoy somos nosotros y tal vez seas tú mañana porque no piensas como ellos.
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Muchas gracias a los valientes que denuncian, a los colectivos que no hacen oídos sordos, a este Periódico que da voz a las víctimas. Me gustaría escuchar una denuncia tajante de los líderes de las religiones que hay en este país sobre todas las agresiones, pero será difícil, ya que desde muchos de sus púlpitos se siembra el germen del odio hacia aquellos que no son como ellos.
A mí nunca me han pegado por ser gay, pero sí fui excomulgado de la Iglesia Evangélica por renunciar a la lucha de ser "normal" y aceptar que yo soy quien soy.