La guerra de Ucrania está moviendo el tablero geopolítico y de defensa en el viejo continente. Desde la solicitud de entrada en la OTAN por parte de Suecia y Finlandia hasta la propuesta de Macron en la creación de una Confederación europea donde tendrían cabida los países de los Balcanes y la propia Ucrania, nos hacen prever un futuro europeo muy distinto a la situación actual. El Brexit, el covid-19, la contienda bélica emprendida por Rusia bajo la forma de invasión en territorio ucraniano, con masacres y asesinatos de civiles por parte del ejército invasor, han hecho que la clase política piense en la unión de todos los ciudadanos europeos para defenderse de agresiones económicas, víricas y bélicas.
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Europa necesita reinventarse en este mundo nuevo que está aconteciendo en este siglo XXI, poniendo de manifiesto que ningún país en solitario podrá sobrevivir a la transformación que se está produciendo en casi todas las actividades humanas, a las que se unen las de defensa. Tal vez estemos en la antesala de unos futuros Estados Unidos de Europa que fortalezcan al conjunto europeo, ante superpotencias como China y EEUU y de una Rusia que desea volver al protagonismo que tuvo en la guerra fría del pasado siglo.
La historia de desuniones y de guerras del pasado en el viejo continente deben de servirnos de lección y aprendizaje para crear un futuro, donde la unión de todos los países europeos sea la constante. La UE debe avanzar en esta unidad europea, para ser más fuertes y tener un futuro prometedor.