Oír a Fernando Simón decir que vacunar a la selección española de fútbol es una excepción de interés, hace que alcemos la voz. Como siempre, hay excepciones en todo, pero tenemos un gobierno que nos quiere vender igualdad de derechos para todos. Sin embargo, ellos deciden dónde aplicar esa igualdad.
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¿Qué ha pasado en la selección española? ¿Un contagio? ¿Un posible brote? ¿Peligra nuestra participación? Todas las preguntas nos llevan a una situación dramática, al pensar que igual no podemos jugar, pero saltarnos los protocolos de vacunación no es ético de cara a la sociedad. Aquí movemos dinero, prestigio, imagen. ¿Se han preguntado cuántos españoles sienten rabia al oír que nos saltamos el calendario de vacunas y que ha habido sectores esenciales a los que tuvimos al frente sin parar, arriesgando su salud por todos, a los que no se les ha considerado esenciales para vacunar? Hablamos de interés, pero ¿a quién no le 'interesa' que el panadero que manipula nuestro pan todos los días esté vacunado, como el frutero que nos pesa la fruta, o el carnicero y el pescadero? ¿Y ahora decimos que la selección española es "de interés"? Qué injustos planteamientos: no fueron ellos los que pusieron en juego su salud y la de su familia en los momentos más duros. Ellos pararon porque no eran esenciales y algunos lo hicieron en sus mansiones con jardines y piscina, no en pisos pequeños. Ellos sí fueron bien atendidos por médicos. Ellos, algunos de los cuales tienen sueldos que no alcanzan nuestras mentes. A ellos ahora les vacunamos por "interés", pero nos preguntamos ¿para quién es ese interés?