Estos días en que interesa mucho dar pasos unos y otros para que en Catalunya podamos tener una estabilidad, veo una cierta mirada antipática y altanera por parte del Govern de la Generalitat hacia el Gobierno español.
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Yo la verdad es que no confío mucho en los resultados que se esperan de los indultos a los políticos presos, pero vamos a confiar; ahora que se van a quedar sin argumentos, a ver qué pasa. En Barcelona, por ahora, los lazos y las esteladas lucen en los balcones tristes y descoloridos, anunciando, quizá, hastío por parte de la ciudadanía. Tampoco entiendo por qué el 'president' de la Generalitat tiene que reunirse con Puigdemont, el fugado y, en cambio, evitar al Rey. ¿Quién manda de verdad en Catalunya? ¿Quién manda de verdad en ERC?
Y, mientras tanto, los 'malos catalanes', los de tercera clase, seguimos sintiéndonos ignorados por aquellos que tendrían que gobernar para todos. Espero que Junqueras sea sincero en su carta. Espero que le pase el relevo, de verdad, a Aragonès. Espero tantas cosas...