Todos los partidos políticos, a lo largo de su caminar parlamentario y en su acción política del día a día, cometen errores que condicionan su devenir como partido. Estos errores a veces ponen en duda cuál es su verdadera ideología y sus pretensiones reales cara a la ciudadanía que les apoya, les cree e incluso les vota conscientemente, pues es el partido que refleja su manera de pensar y su esperanza para cambiar esta sociedad y mejorar sus condiciones sociales e incluso económicas.

Esquerra Republicana (ERC) es un partido cuyos principios ideológicos son de izquierdas, y en su devenir parlamentario, con sus propuestas y la actuación de su portavoz, el señor Rufián, uno de los mejores parlamentarios actuales por su coherencia y sinceridad, se ve que es así. Pero, no obstante y por desgracia, en ese afán por ser tan puristas, por llevar al límite las propuestas e incluso pretender ser la llave de todas las puertas, incluso aquellas que no es el momento de abrirlas, esta acción coherente, seria, se convierte en un error y le lleva al aislamiento. Y lo peor: a votar o posicionarse, con sus diferencias ideológicas, junto a aquellos partidos que son diametralmente opuestos a ellos. Y sin querer convierten su ideología de izquierdas en una acción derechista y carente de racionalidad.

Y es que la postura de votar 'no' a la reforma laboral y a la Ley de Memoria democrática puede llevar a que estas dos leyes (que tal vez no sean perfectas, pero sí mejoran bastante la vida de los trabajadores y sobre todo en lo que respecta a la ley de memoria democrática empiezan a ver luz la verdad, la reparación y la justicia que necesitan los que todavía están en las cunetas) le sirva a la derecha para que todo continúe igual y que no cambie nada, y que la reforma esclavista del PP continúe y la dignidad de los asesinados por el franquismo no sea reparada. Un error político que Esquerra Republicana puede evitar cambiando el signo de su voto.