Las personas pueden condicionar tus actitudes de manera involuntaria, de ahí la frase:
Entretodos
"Dime con quién andas y te diré quién eres"
Desde pequeño he compartido mi vida con una variedad de personas que no estaban en mi círculo hasta el momento, todas muy distintas y características.
Eso me ha llevado a conocer muchos eneatipos de persona y poder observar y conocer sus valores, su manera de pensar y hacer las cosas.
El lado positivo podría ser básicamente el placer de conocer personalidades y costumbres muy diferentes, y absorber de ellas los matices que para mí puedan ser necesarios en mi carácter o simplemente interesantes, además de la experiencia que cada sujeto me proporcionaba según sus hobbies o manera vivir la vida.
Gracias a ello he podido formar parte de muchísimas situaciones que me han servido para crecer como persona, pero sin que nadie me explique lo que está bien y lo que está mal, lo que es ético o de mal gusto, o simplemente, lo que debía absorber como valor o lo que debía olvidar para siempre.
Muchas personas arruinarán su vida por dejarse llevar por ciertos pensamientos, igual que muchas triunfarán por ello. Por eso es muy importante saber con quién estas tratando, con qué clase de persona estas compartiendo camino, y si verdaderamente esa persona te pertenece como amigo.
Nadie es dueño de sus actos, nadie puede saber lo que otro piensa, ni lo que esconde detrás de esa cara de buena gente que le pertenece, de esa cara de pocos amigos, o tal vez de esa risa inquieta que le traiciona.
Cada persona debe de saber con quién está tratando en cada momento, y de ahí decidir por sí mismo si le ha de mirar con ojos del que aprende o con ojos del que finge escuchar.