Soy vecino de la zona de Glòries y conozco el problema de las chabolas de cerca. Es mayor de lo reflejado en el artículo de EL PERIÓDICO, ya que, aparte de las chabolas visibles, hay muchas naves abandonadas atiborradas de personas sin recursos. Es un problema de índole ético y no económico. Y es de los pobres afectados, pero también de los demás como ciudadanos de Barcelona.
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Los responsables municipales son los que han de resolver esto. Si no, habrá que llamarles irresponsables municipales. Que pongan un impuesto o cualquier otra fórmula legal que recoja el dinero necesario ya, para acabar con la situación de esta pobre gente menesterosa, con niños incluidos. Es una situación de emergencia, mayor que otros asuntos que ocupan todos los días a la prensa. Y lo es para ellos y para nuestras conciencias.
Me indigna oír o leer a representantes municipales de izquierdas que hablan de porcentajes de incremento de presupuestos y de años de ejecución. Que hablen de la necesidad real, del dinero necesario y de la solución urgente. El problema está aquí y ahora y está relacionado con la dignidad de los barceloneses como personas.