No dudo de la capacidad como empresario del actual presidente de Estados Unidos. Sin embargo, la actual administración norteamericana, más que solucionar problemas, los crea.
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Lejos parecen los tiempos en que Barack Obama estrechó los lazos diplomáticos y aligeró tensiones con Cuba e Irán. Ahora el actual inquilino de la Casa Blanca ha echado eso por tierra y han comenzado las tensiones con otros países, Corea del Norte y China, a parte de las naciones citadas anteriormente, y pretende crear un muro en la frontera con Méjico.
Además, está el tema del desmantelamiento del Obamacare que pretendía convertir el derecho a la asistencia sanitaria en algo universal como en España.
Estados Unidos no puede permitirse crearse tantos enemigos y dejar a muchos norteamericanos sin asistencia sanitaria, es decir, tirar el legado de Obama por el desagüe.