La figura de los abuelos es especial y única; siempre dispuestos a brindar sabios consejos a los pequeños de la casa y cuidar de ellos.
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Sin embargo, y sobre todo en los últimos años, tengo la sensación de que los padres, ocupados y ajetreados, no tienen tiempo para realizar sus obligaciones, y estas pasan a convertirse en labores de los ancianos (que aceptan encantados).
Tareas como recoger a los niños del colegio o hacerles la comida, se hacen rutina para los abuelos que, desde mi punto de vista, siempre aceptarán por su amor incondicional. Pero ya han lidiado con esta responsabilidad y merecen descansar y tomarse tiempo para ellos mismos.