Después de todo parece ser que con la otra mejilla no basta. ¡Qué rabia! ¡Qué rabia! ¿Por qué los niños? ¿Quizá esa sea la forma de hacernos reaccionar? ¿Es eso lo que buscaban conseguir?
Entretodos
Es tan duro tener que pensar que cualquiera de esos críos podía ser mi crío. Y es tan duro pensar que posiblemente lo será. ¿Qué debo hacer? ¿Debo enfurecerme más? ¿Lo debo proteger?
Dejo las noticias a un lado. Ya no miro a ese que busca en la basura. Los que mueren en los pasos de agua para escapar, ya no me hipnotizan. Los mayores que no se pueden calentar por no gastar aquello que no tienen, ya no pienso en ello. Mis tres hijos sin futuro -sin ese digno- no lo pienso siquiera. Mejor es un abrazo. Mejor una sonrisa. Les explico que mirar noticias es mirar la ruina. La decadencia. La avaricia. La venganza. La cobardía. La miseria humana.
¿Que puedo hacer si no? ¿Debería enseñarles a odiar como estoy odiando yo? Mi otra mejilla está cansada. Palidece.¡Impotencia! Me sale el grito de rabia profunda al escuchar el estruendo una y otra vez por mucho que apague la noticia.¡Y sí! ¡No me queda ni pizca de compasión! ¿Miedo? ¿Qué demonios es eso?