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"Es muy duro ir a trabajar al avión después de un accidente como el de Egyptair"

Azafatas de la aerolínea israelí El Al, en el aeropuerto Ben Gurion. / EFE / JIM HOLLANDER

Hace apenas dos años que he colgado mis alas como auxiliar de vuelo, y el accidente de avión de Egyptair de la semana pasada me hizo revivir la sensación de volver a trabajar en un avión el día siguiente de la tragedia:

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Suena el despertador a las 5, como cada mañana, y me tatúo la mejor de mis sonrisas, a pesar de ser un día teñido de gris. Al salir de casa miro hacia al cielo buscando sustento y fuerza para seguir adelante.  

Empieza la jornada. Me reúno con mi tripulación y la tensión se nota en el ambiente: hoy va por vosotros (las víctimas), nos decimos. Entramos en el avión e inspiro profundamente. Durante las siguientes horas muchas sensaciones me invaden: siento un vacío por los compañeros que se han ido y ya no volverán, tristeza por las familias de las víctimas y una fuerza interior a la vez, por sacar el trabajo adelante de la mejor forma posible y honrar a las víctimas.

Ser auxiliar de vuelo significa ante todo ser humano y ser compañero, pues hay días en los que aunque hay ratos durante los que la tristeza nos juega malas pasadas, siempre sacamos nuestra mejor sonrisa a relucir. Esta carta va por vosotros.