Tengo un dolor muy fuerte y decido acercarme al CAP de mi pueblo pequeño. Soy de las que solo va por causas extremas y de las que piensa que los profesionales sanitarios están poco reconocidos y, muchas veces, en condiciones precarias. Tampoco creo que un diagnóstico erróneo sea un delito, ya que toda persona puede cometer un error involuntario en su trabajo.
Entretodos
Llego al CAP y está vacío. Pregunto si está mi doctora a la profesional de recepción y me dice que sí, pero que tengo que solicitar la visita por internet. Lo hago, delante de ella, y me dice que muy bien, que me vaya y que ya me llamarán.
Salgo del centro médico y me llama mi doctora desde dentro y, sin visitarme, me receta un medicamento. A los dos días me encuentro peor y vuelvo a escribir por internet. Me llama mi doctora y me dice que me va a recetar otra cosa. Le insisto en que, por favor, preferiría que me viese. A regañadientes me da hora para esa tarde. Llego una hora antes y el CAP, de nuevo, está vacío. Me mandan pasar y la doctora me riñe por haber pedido verla. Que cómo somos. Que qué manía con que nos visiten. Apenas me mira.
El problema no es, que lo fue, un diagnóstico erróneo. El problema es esa sensación de lejanía y desamparo. ¿Dónde se quedó nuestra sanidad? ¿Dónde se quedó nuestra humanidad?