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Deportistas exitosos y políticos farsantes

Pedro Sánchez, el pasado lunes, mientras esperaba en la Moncloa a la selección española de Baloncesto. / EFE / EMILIO NARANJO

Estos últimos días, dos eventos deportivos sumamente exitosos se han mezclado con la farsa de la política. Mientras disfrutábamos del éxito de Rafa Nadal en Nueva York y de la espléndida victoria del equipo español de baloncesto en China, en el panorama político de nuestro país se concretaban sus principales características: improvisación y frivolidad.

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La incapacidad de nuestros políticos que, sin lograrlo, trataban de camuflar su incompetencia, contrastaba con la de unos deportistas sumamente talentosos que, llevados por las ansias de ganar, nos han hecho disfrutar de lo lindo. La más patética de todas esas acciones políticas fue la oferta de última hora de Albert Rivera. Una proposición que solo tenía una voluntad: la de situar su figura perdedora en primer plano.

A lo largo de estos meses de falsos diálogos y de parálisis gubernamental, ha resaltado de manera muy clara la vocación unánime de la mayoría de nuestros políticos de repetir elecciones. Una irresponsable estrategia que, dramáticamente, nos conduce a lo desconocido. En definitiva, unas acciones políticas inconscientes que nada tienen que ver con los magníficos éxitos de nuestros deportistas de élite.