No dedicaré más de cinco minutos a reflexionar sobre la burla, el ludibrio, la gansada, la bufonada y el camelo que pretenden endosarnos Junts Pel Sí y la CUPJunts Pel Sí CUP. Solo me interesa denunciar la falsa coherencia de los antisistema puesto que un día sí y otro también se dedican a darnos lecciones de una honestidad de la que carecen.
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¿Qué debe hacer Mas tras la asamblea de la CUP? Envíanos tu opinión
Si no estoy mal informado, los números son a groso modo los siguientes: la CUP tiene unos 3.000l afiliados, y en las elecciones del 27-S obtuvo unos 300.000 votos. Para ganar la confianza de esos 300.000 muy respetables ciudadanos, la CUP presentó y defendió en la campaña electoral un programa en el que destacaba sobremanera la promesa de no investir a Artur Mas como presidente de la Generalitat. Posteriormente, ha repetido hasta la saciedad que son gente de palabra.
Sin embargo, la realidad demuestra que tras esas palabras no hay nada más que el vacío. La CUP está negociando desde el minuto uno con representantes de la coalición Junts Pel Sí la manera de incumplir su promesa electoral estrella. Me pregunto, dado el indisimulado interés en negociar, qué se esconde tras aquel efusivo abrazo entre Fernández y Mas. Muy natural no me parece.
Sé que es perfectamente legítimo y que no son los únicos que incurren en lo que parece ser un defecto de fábrica de los partidos políticos. Ahora bien, como espectador, me quedo con esta enseñanza: para los padres 'cuperos' de la patria catalana ser coherente significa que una asamblea de 3.000 militantes le dice a sus diputados que deben traicionar con felonía, falsía, deslealtad y alevosía a los 300.000 ciudadanos ( 297.000 si descontamos a los reunidos en asamblea) que creyeron sus palabras. Eso sí, democrática y soberanamente traicionados.