Hace unos días me sentí estafada como espectadora del programa '30 minuts' titulado 'Escoles, la distància social', que distó mucho de ser lo que prometía en el espot que lo publicitaba. Y como profesora me sentí, además, indignada y denigrada.
Entretodos
El programa empezó visitando un centro de segunda oportunidad, donde el personal y el alumnado se despacharon a gusto criticando al profesorado de los centros ordinarios que, según ellos, expulsaba a los alumnos del sistema educativo impidiendo su formación. Y siguió con un centro de secundaria también especial que tiene ESO, IFE ('itinerari formatiu específic'), algún CFGM (ciclos formativos de grado medio), pero no bachillerato. Todo para mostrar cómo el Departament d’Educació se preocupa y ayuda al alumnado más vulnerable. Puro intento de manipulación.
Pero la realidad es terca y no se deja adoctrinar. Se están haciendo PCR masivas en centros educativos de zonas socialmente desfavorecidas que invariablemente tienen como resultado el confinamiento de casi la mitad de sus grupos. Son ya centenares los grupos de alumnado vulnerable enviados a casa, en la que no tienen ni el equipo ni la conectividad que les prometió el 'conseller'. Solo cuentan con el apoyo, el esfuerzo y la voluntad de su profesorado para salir adelante.