Desgraciadamente parece que nos hemos acostumbrado a la demagogia, la manipulación y las mentiras reiteradamente usadas por parte de algunos sectores del independentismo catalán. Lo que no acabo de entender es el criterio que se sigue para elegir a las últimas 'conselleras' de Educación o de Cultura.
Entretodos
Primero tuvimos a Clara Ponsatí, la misma que reconoció en una entrevista que no sabía hablar bien el castellano y que en estos días ha soltado en la Eurocámara una vergonzosa ristra de sandeces comparando a Hitler con la Historia de España. Fue todo un insulto a la inteligencia y, sobretodo, a la memoria de las víctimas del holocausto.
Y ahora tenemos en Cultura a Mariàngela Vilallonga, que después de escuchar de la diputada y alcaldesa de Vic un discurso sectario y con tintes racistas, en el que diferenciaba por su aspecto a los catalanes del resto de españoles, aplaudió dicha intervención sin darse ni cuenta de a qué estaba dando su aprobación.
Creo que las 'conselleries' de Educación y de Cultura son algo muy serio y deberían estar en manos de expertos con experiencia, sentido común y alejados de sectarismos o ideologías políticas.
A lo mejor deberíamos repensar si fue buena idea dejar en manos de las CCAA temas tan importantes como la educación, la cultura o la sanidad, pues en la actualidad y junto a los medios audiovisuales públicos, son usados en muchas comunidades simplemente como trampolín de ideas y exaltación de los gobiernos autonómicos de turno.