Estamos viviendo unos meses que deberán figurar en los acontecimientos políticos y sociales de los cuadernillos de Historia de nuestros pequeños. Así conocerán nuestras generaciones futuras los acontecimientos que sucedieron y los motivos que los causaron; causas y efectos.
Entretodos
Podemos citar el juicio contra los líderes independentistas acusados de atentar contra la unidad de España y nuestro sistema democrático, entre otros delitos; unos presupuestos generales del Estado que ha tumbado el Congreso, y que, con anterioridad, ya daban por funestos multitud de entes expertos en la materia; el Presidente del Gobierno convoca elecciones generales. Sumando que, en apenas tres meses, nuestras ciudades, comunidades autónomas y representación en el Parlamento Europeo se someten a elecciones el próximo 26 de mayo para elegir sus representantes.
Con las generales a la vuelta de la esquina y con tres o cuatro papeletas en la mano, nos jugamos mucho en poco tiempo; quizá con la esperanza de algunos, entre los que me incluyo, de que vuelva un equilibrio que perdimos hace tiempo (o quizá no hemos conocido).
En la reflexión interna de cada uno se halla la solución. Una reflexión personal imprescindible para no caer en la cosificación, en la obediencia de quienes quieren que seamos instrumentos para la realización de los deseos de otros y, por ende, al equivocarnos en nuestro voto, no nos consideremos responsables de nuestros actos. Tenemos la habilidad y el conocimiento, como individuos, para tomar las mejores decisiones en unos meses en los que seremos todos responsables de lo que narren los anales futuros.