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Cuando los números se conviertan en nombres veremos lo afortunados o no que habremos sido

El personal sanitario del hospital de campaña de Ifema aplaude a una joven que acaba de recibir el alta, el martes. / EFE

En estos tiempos tan difíciles en los que un ser invisible nos ataca,  pienso que ha llegado la hora de reflexionar. Muchos de vosotros os preguntaréis ¿por qué se tiene que hacer un pensamiento tan profundo? Y la respuesta es bien sencilla.

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Solo tenemos que ver en qué se ha convertido la información que nos llega cada día: nos dan las cifras de muertos, contagiados y curados como si de una competición se tratara.  Y yo me pregunto ¿y quiénes son los que se curan, cómo se llaman los que están enfermos o qué historia hemos perdido de los que se han muerto?

Ellos han sufrido, están sufriendo o han dejado de sufrir. En cambio, nosotros, los que tenemos la suerte de no tener la enfermedad, nos quejamos de no poder salir de casa, Ya llegará el día en que el virus nos dejará tranquilos, será entonces cuando veamos que Pedro, Luna, Jordi, Carmen, Javier, Lola, Ramón, Laura y tantos otros, ya no están con nosotros.

Será entonces cuando los números se habrán convertido en nombres y los nombres en personas, será entonces cuando nos demos cuenta de la suerte que hemos tenido, por unos días de confinamiento hemos ganado la partida que nos deja estar más tiempo en el juego de la vida.

Pero no os engañéis, el juego no habrá acabado, ya hace muchos años que estamos en él, en otros tiempos, con otros nombres y con otras armas con las que defendernos.

Y al final de toda esta reflexión llega mi pregunta: ¿habremos aprendido como sociedad o todo esto que hemos vivido quedará como una historia más que contar?