Nuevo atentado terrorista en mezquitas musulmanas. En esta ocasión Nueva Zelanda, un país en el que reina -o reinaba hasta ahora- la normal convivencia entre comunidades, ha sido golpeada con la mayor matanza de su historia perpetrada por supremacistas blancos. El resultado: 49 víctimas mortales y decenas de heridos. Para mayor escarnio, las imágenes de la masacre fueron emitidas en directo durante muchos minutos por el autor principal del ataque y difundidas rápidamente en las redes sociales.
Entretodos
El 'modus operandi' de la extrema derecha más radical y sangrienta es muy similar al del terrorismo yihadista. Es una guerra entre civilizaciones entre oriente y occidente que comenzó hace ya tiempo. El fanatismo, el odio y la intolerancia son el caldo de cultivo donde germinan tanto la radicalidad islamista de un lado como el supremacismo blanco de otro.
Y lo peor de todo es que esta escalada de terror (y ahora me refiero a la parte occidental) la sustentan determinados líderes políticos a nivel global que, con sus discursos xenófobos y racistas, alientan el odio por razones de raza y religión infundiendo el miedo a la población de que la (falsa) hegemonía creciente de una cultura fagocitará a la otra, creando monstruos como los de Nueva Zelanda y otros grupos ultras organizados.