Hace mucho que tuve la impresión de que las corridas de toros se acabarían cuando dejaran de ser negocio, sin necesidad de enfrentamientos más o menos duros entre sus partidarios y detractores, y de hecho he leído que en el último año su número disminuyó un 70%.
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Lo que veo más difícil, desgraciadamente, es que pase lo mismo con los llamados "festejos taurinos" en las fiestas de muchos pueblos, que sí son exhibiciones de crueldad y brutalidad, muchas veces con altas tasas de alcoholemia en sus participantes y un lamentable saldo de heridos e incluso muertos.
Francamente, que sean expresión de tradiciones no me parece una justificación válida.