El virus que se expande cargado con una mochila de fatalidades demuestra cómo aquellas autoridades y dirigentes que de verdad deseen recuperar la estabilidad perdida han de ponerse de acuerdo antes de que estas turbulencias enloquezcan a las personas.
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Mientras tanto, los ciudadanos de a pie seguiremos precavidos, pensando en el día de mañana, en si la semana próxima deberíamos llevar mascarillas o si simplemente tendremos que preocuparnos por llevar algo más de abrigo ante los cambios en las temperaturas, porque poco más podemos hacer nosotros, simples mortales, salvo realizar una búsqueda introspectiva para así respetar al prójimo debidamente.