La decisión del juzgado de Barcelona de condenar al autor de la grabación de la agresión racista del metroautor agresión racista del metro de Barcelona a atender a un curso de prevención de la violencia y a otro sobre derechos humanos, así como a abonar una indemnización económica, es a todas luces insuficiente.
Entretodos
Participar en una agresión de este tipo, además de humillar en las redes sociales a una persona por sus rasgos físicos y su origen, atenta contra los valores más básicos de la Constitución española y los de cualquier sociedad moderna del siglo XXI. Atenta contra uno de los activos innegociables del ser humano: su dignidad.
Teniendo en cuenta que la pena, aparte de su función resocializadora, cumple otra disuasoria y retributiva, la decisión del tribunal deja mucho que desear: no solo no es lo suficientemente convincente para disuadir a otros delincuentes de cometer semejantes barbaridades, sino que tampoco es proporcional a la violencia y la vejación sufridas por la víctima.
En definitiva: al racista del metro de Barcelona la agresión le ha salido demasiado barata, y eso sí que es una pena.