No acabo de encontrar razonamientos capaces de avalar la conciliación entre el derecho a manifestarse en la vía pública reivindicando un cambio legislativo en materia de libertad de expresión para ensanchar el marco limitativo, y cometer ataques físicos contra las sedes de medios de comunicación y los periodistas que trabajan en la calle ofreciendo una cobertura profesional de lo acontecido.
Entretodos
El derecho a pronunciarse en favor de ampliar el espacio de vuelo de la palabra queda huérfano de legitimidad al combatir y pisotear el derecho a la información y opinión de terceros; y tampoco parece encontrar acomodo ni refuerzo democrático alguno destrozar bienes públicos o privados y practicar la piratería en locales comerciales. Hay formas que generan poca comprensión y mucho rechazo.