Parece mentira que toda una Unión Europea, a cuya adhesión tantas veces nos hemos enorgullecido, en esta ocasión está naufragando, como lo está haciendo frente a sus costas el Open Arms, y como lo estamos haciendo todos, presenciando el bochornoso espectáculo que se está tolerando.
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Europa no se puede quedar con los brazos cruzados, contemplando pasivamente cómo se va deteriorando lo poco que queda de la vida a bordo, permitiendo posturas intransigentes como la del Ministro de Interior italiano Matteo Salvini, y balbuceando tímidas soluciones que no solucionan nada ya, como es la oferta española de desembarco, primero en Algeciras y posteriormente en Baleares.
Si no se actúa de forma inmediata la tragedia se puede consumar para vergüenza de todos que estamos viendo cómo se degrada la situación y no se toman medidas.
Y si el capitán asegura que dada la situación en su interior el buque no resistiría una travesía de cuatro días, al menos los países que se han brindado a hacerse cargo solidariamente de los inmigrantes a bordo, deberían enviar sus fragatas a socorrer in situ y de forma inmediata al Open Arms antes de que sea definitivamente tarde.