El mayor pulmón de la ciudad de Barcelona está en constante degradación. Collserola es un río constante de personas, ciclistas que se creen participantes de una carrera continua. Van a velocidades fuera de toda lógica y seguridad, y no respetan los senderos de menos de tres metros por los que tienen prohibido circular. Además es demasiado fácil acceder en coche y los atascos son cada día mayores.
Entretodos
Todo esto, sumado al incivismo de muchos de los visitantes, está dejando estampas de basura de todo tipo allá donde mires. Incluso pañales y objetos de higiene intima. Y todo eso sucede sin que ni un solo guarda forestal o policía local aparezcan por la zona.
Si no queremos perder algo tan valioso, habrá que restringir los accesos y controlar a los usuarios, tal y como se hace en otros parques naturales de nuestro país.