En Catalunya, las clases presenciales de las universidades han pasado a ser 'on line' durante 15 días para reducir el riesgo de contagio de covid-19. Aunque parezca un hecho previsible, ¿realmente alguien se ha planteado lo que supone este cambio para el alumnado?
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Como estudiante de universidad, supone volver a realizar un proceso de adaptación que perjudica al aprendizaje y seguimiento del curso. Por no hablar del gasto económico en tarjetas de transporte público, para acceder al centro, que no vamos a poder aprovechar. ¿Merece la pena apostar por la docencia presencial o híbrida? El problema es que deseamos tanto volver a hacer vida normal, que no nos damos cuenta de que no vivimos en una normalidad.