El caso del joven independentista catalán que golpeó con un palo la muñeca de un agente y al cual -prácticamente sin pruebas ni testigos-han condenado a cinco años de cárcel, me recuerda - y mucho - al de los jóvenes vascos del pueblo de Altsasu, condenados por una pelea con dos miembros de la Guardia Civil. Perdonen, pero alguien lo tenía que decir.
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