Hoy escribo en nombre de quienes enfrentan la furia del agua y el cielo, de esos rostros que han perdido tanto bajo el temporal implacable. Las fuertes lluvias y las inundaciones han puesto a prueba nuestra resiliencia, pero también han sacado a la luz el compromiso y la solidaridad de nuestros ciudadanos, vecinos y equipos de emergencia, quienes trabajan incansablemente para brindar ayuda a los más afectados.
Entretodos
Las calles desbordadas y los hogares deshechos, que parecen despojarnos de todo, en realidad nos revelan aquello que nunca nos pueden quitar: la unión, la mano que se extiende en medio de la adversidad. Que esta carta sea un eco de esperanza para quienes hoy caminan entre el lodo, sabiendo que después del temporal, siempre llega la calma.