Contra pronóstico y con todo el merecimiento, Pablo Carreño ha logrado el sueño de colgarse una medalla olímpica, venciendo al campeonísimo Novak Djokovic en un partido trepidante, en el que el tenista español acabó desesperando al serbio, que se vio impotente de frenarle en los lances finales del tercer set y que no pudo contenerse, lanzando, primero, la raqueta a las gradas, que afortunadamente estaban vacías, y estrellándola después contra el poste de la red en el cambio de pista.
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La actitud del número del mundo y la incomprensible pasividad del juez árbitro ante estos hechos no empañan la victoria de Pablo, que dio todo un recital de juego y de aciertos, que le llevaron a controlar el partido y a la victoria final. Una victoria sin puntos ATP ni recompensa económica, pero que a Pablo le habrá sabido a gloria y que le va a suponer un enorme estímulo para seguir escalando posiciones en el 'ranking' y entrar a forma parte del 'top ten', el exclusivo club de los diez mejores de mundo, que ya ha visitado en dos ocasiones, pero que en la próxima lo hará para quedarse, porque tiene juego y condiciones para ello. Enhorabuena, Pablo.