En los últimos meses están llegando a nuestro país muchos inmigrantes menores no acompañados. Se encuentran con un sistema de protección de la infancia y la adolescencia que presenta serias carencias, que no funciona. Y, por tanto, no es capaz de dar la respuesta que estas personas se merecen.
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En Catalunya, más de 7.000 menores les han sido retirados a sus familias, 44.000 en toda España. Posiblemente algunos no pueden estar con sus familias, pero seguro que son muchísimos menos.
Nuestro sistema no sabe prevenir y, pretendiendo evitar un daño, lo que hace es generar otro aún mayor: un menor arrancado de su familia. Además, al cumplir los 18 años son expulsados a la calle sin ninguna solución para sus vidas, otra prueba del fracaso del sistema. Si las cosas se hicieran con criterios renovados, podríamos dar mejor respuesta a estos menores no acompañados. Es nuestra obligación.