Los cantamañanas han existido toda la vida. Antes llegaban a los pueblos en carreta vendiendo remedios milagrosos y ahora nos llenan el buzón de correo electrónico con basura intentando vendernos la panacea. Esto no es realmente un problema, ya que más o menos todo el mundo es capaz de distinguir cuando algo es una estafa y evitarlo, aunque todo el mundo caiga alguna vez. Y con eso juegan, con el volumen: con que un pequeño porcentaje caiga en su engaño tienen suficiente.
Entretodos
El problema es cuando estos cantamañanas saltan a otro nivel y son capaces de gestionar nuestras vidas. Hemos visto en EEUU como con simplemente tres personas colocadas estratégicamente han conseguido cambiar la vida de centenares de millones de personas y el asombro de otros cuantos miles de millones. Estos cantamañanas han conseguido diversificar su discurso, de manera que reciben apoyo por una parte de este e ignoramos la otra parte, haciendo que la masa de gente que les sigue sea enorme, aunque después estas mismas personas se escandalicen por el resultado.
Es necesario que dejemos de apoyar egoístamente a estos titiriteros que nos venden soluciones sencillas a problemas complejos, que leamos los discursos en profundidad, no siendo cortoplacistas y entendiendo en qué tipo de sociedad queremos vivir.
Hemos estado luchando por cierto tipo de vida y de sociedad durante siglos, y vamos a permitir que lo destrocen en poco más de unas décadas. Pero, como se suele decir, disfrutemos de lo votado.