Los hay conceptuales, de esos teóricos que se empapan de tradición textual e ideológica, capaces de mover de manera ágil y congruente un discurso que sirve de base para constituir una acción. En esta segunda parte, la del movimiento, la de ejecución del concepto, es donde parece que algunos dudan y no se atreven a dar el salto a la arena.
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Esto es lo que parece que le ha pasado al diputado de la CUP Benet Salellas. Fiel defensor de un movimiento anticapitalista, de esos que supuestamente llevan a esta sociedad a la dependencia del vil metal. Un Benet que forma parte de una formación política que apuesta por la okupación de locales y espacios abandonados para ser reutilizados. Ese mismo que dispone de dos viviendas, tres locales y seis fincas rústicas.
Y ojo, que cada uno puede tener las propiedades que quiera o pueda. ¿Acaso está reñido ser anticapitalista y tener posesiones? Parece que no. Es un claro ejemplo de teoría no llevada a la práctica, lo que se viene conociendo como el que anuncia el producto milagroso pero no lo consume.
Me pregunto si no le importaría al diputado ceder cortésmente sus posesiones, esas que no usa, para una okupación controlada. Yo mismo necesitaría una de esas propiedades para debatir sobre la aplicación de las ideas al mundo real, que es donde deben materializarse.