Entre la montaña y el mar emerge una ciudad, Castelldefels, que nos brinda el privilegio de vivir y poder disfrutar de ella. Y es en esa fantástica ciudad donde existe también un barrio olvidado por el consistorio, que ha permitido que las calles se parezcan más a una estación de autobuses (el 10%, eléctricos) donde se realizan 300 paradas diarias con el consiguiente impacto acústico-ambiental. Las avenidas se han transformado en concentraciones de bares, restaurantes y motos que se han hecho dueños de las aceras y dificultan poder pasear tranquilamente con tus hijos, vulnerando diariamente la calidad de vida de los vecinos. Las raíces de los árboles destrozan las calles y dificultan el tráfico rodado. La acumulación de suciedad en las vías hace tiempo que ha ganado la batalla a la limpieza, y acompañada de viejos muebles que se deberían haber recogido hace días. El barrio olvidado y solo recordado cuando se pagan los impuestos o se avecinan las elecciones se llama Canyars-Poble Vell.
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Pero sí, es mi ciudad, y me encanta, por eso quiero contribuir para conseguir que sea una ciudad de futuro y sostenible.