En la selva todos los animales viven a su libre albedrío llevados por su instinto: comen, beben, cazan y copulan allí donde les place, sin preocuparse si están en un árbol o detrás de un matorral, y se reproducen como especie.
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Ahora va a resultar que Barcelona es una selva y que sus habitantes somos unos animales por domesticar, aunque viajemos en metro.