EL PIANISTA DEL MAJESTIC

Inquisidores

ARTURO San Agustín

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La primera mentira es afirmar que el debate sobre las corridas de toros está en la calle. Ese debate o discusión de patio de vecinos solo está en los medios de comunicación, sobre todo en la televisión, que siempre necesita espectáculo. En la calle no se habla de toros. En la calle se habla de muchas cosas urgentes y necesarias, pero no de toros. Ni a favor ni en contra. Se habla del paro, de la prejubilación, de la nueva subida del recibo de la luz, de la paga extra de enero que el próximo año no cobrarán nuestras viudas o de ciertas residencias geriátricas con problemas económicos porque las autoridades competentes hace un año que no pagan lo que deben a algunos ancianos dependientes. De estas cosas y muchas más, todas urgentes y necesarias, es de lo que se habla en la calle.

La primera mentira es afirmar que el debate sobre las corridas de toros está en la calle. Y la segunda es decir que las corridas de toros gozan de buena salud. Las corridas de toros están gravemente heridas y morirán por causas naturales. O sea, que no se amontonen, no empujen, señores inquisidores. No es necesario.

Aquí las corridas de toros comenzaron siendo instrumentalizadas por algunos políticos sin argumento y ahora son el oficio de unos inquisidores o dictadores que, como todos los inquisidores y dictadores --no necesariamente vegetarianos-- incapaces de enfrentarse a sus propios problemas personales deciden que es mucho más fácil imponer su voluntad a los demás. Todos los que han queridosalvara la humanidad a la fuerza, todos los que han querido mejorar el mundo por decreto, todos esos exhibicionistas con graves problemas personales han acabado llevando al prójimo a la hoguera, al paredón o al campo de exterminio. Como sus predecesores, todosalvadorque utiliza la ley es un tipo peligroso porque aún no se le ha diagnosticado su enfermedad.

Hoy, la excusa son los toros. Mañana serán otras cosas, porque el oficio de dictador o inquisidor, que antes era patrimonio exclusivo de la milicia o la Iglesia católica, ahora se ha democratizado y cuenta con internet.

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