En este periodo de confinamiento parece que cada paso que damos tiene mucho peso en nosotros y en quienes nos rodean. Parece mentira como uno se acuerda de lo que parecía olvidado como el poder dar un paseo, ver a tus seres queridos o simplemente visitar algún lugar. Hoy me he levantado y me he acordado de todas las personas a las que no suelo llamar y que por algún motivo aparecen estos días en mis pensamientos.

Mi manera de pensar ha cambiado totalmente, y en cierta manera puedo ver realmente lo que es importante en mi vida. Dejar de lado un preocupación por las pequeñas cosas que no tienen importancia y dedicar mi tiempo a lo que realmente la tiene. ¿Y qué es la vida sin salud? No es vida. Creo que mañana, cuando pueda salir a la calle, voy a disfrutar de cada momento en compañía y de cada pequeña cosa que hoy es tan grande para mí. Voy a alegrarme de ver aglomeraciones, de ver las calles abarrotadas y de la felicidad dibujada en la cara de aquellos que han resistido a esta batalla.

Mi manera de pensar ha cambiado, o quizás he cambiado yo para siempre.