Si bien las mujeres, poco a poco, van igualando en número a los hombres en las altas posiciones de responsabilidad laboral, lo cierto es que, en el caso particular de la dirección de orquestas, las mujeres son todavía excepción. Este es el caso de la directora Speranza Scappucci. Sirva el comentario a propósito de su participación al frente de la dirección musical de 'La Traviata' que actualmente se representa en el Liceu bajo la dirección escénica de David McVicar.
Entretodos
Con un elenco de voces excepcional, pero contra todas las adversidades asociadas a la pandemia, la actual titular de la Opéra Royal de Wallonie en Lieja dirige 'La Traviata' con maestría, técnica y compromiso, pero, sobre todo, con pasión ‘verdiana’, que hace que la orquesta, el coro (sublime siempre de la mano de Conxita García) y las voces solistas transmitan al público toda la esencia de esta ópera.
Probablemente por la influencia de Riccardo Muti, al haber sido ocho años su asistente musical en el Festival de Salzburgo, Scappucci 'mira' la música más que 'mover el brazo’, y, como Muti, dirige la orquesta "obteniendo sentimientos de los músicos…"; en este caso los que Verdi quiso transmitir al componer 'La Traviata'. De hecho, y viene al caso la expresión, consigue que el público quede como ‘extraviado’ ante lo que ve, oye y siente. Llama también la atención de la dirección de Scappucci cómo alterna la batuta con la mano derecha sin ella; en los momentos más intimistas de La Traviata señala el pulso y el compás sin batuta, lo que consigue un sonido aún más sensible.
En fin, una maravilla 'La Traviata' dirigida por Speranza Scappuci, que ratifica que también una mujer puede dirigir una orquesta y que confirma el acierto de la apuesta por ella de la Dirección Artística del Liceu.