El aborto restituye la libertad de la mujer frente a algo impuesto por la biología, pero no es una decisión fácil, exige a la mujer una fuerza y una madurez personales y previas que, por razones de edad y desarrollo personal o social, no todas tienen, por eso es tan importante que la norma reguladora elimine todas las trabas para ejercer este derecho.
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El Tribunal Supremo de EEUU, al oponerse frontalmente a la regulación legal del aborto, juega con ventaja, sabe que cualquier obstáculo legal o administrativo merma el derecho hasta hacerlo desaparecer. Otra cosa es lo que ocurra en la ilegalidad; allí todo es cuestión del precio que ponga el proveedor de un bien o servicio escaso. El aborto es un nicho de negocio, tendrás más calidad si pagas más. El mercado sigue funcionando con sus propias normas no escritas.