Desde que en enero del 2007, cuando era árbitro en activo, empecé a parar los partidos en los que se proferían insultos desde las gradas, he presentado a las federaciones, comités de árbitros y otros organismos deportivos multitud de propuestas con fines educativos; y siempre sin respuesta.
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Sin embargo, yo sigo esperando saber si los dirigentes de las federaciones de fútbol, de los comités de árbitros y del Consejo Superior de Deportes quieren realmente poner medios (reales y continuos, no de cara a la galería) para luchar contra la violencia (física y verbal) y contra la falta de deportividad; por ejemplo, tirarse para engañar al árbitro; en definitiva, eso de “todo vale con tal de ganar”.
Sé que hay clubes modestos haciendo un gran trabajo a título individual, pero sigo esperando respuestas por parte de quienes se supone que tienen como primer objetivo que nuestros jóvenes se diviertan y se formen dentro de un ambiente ejemplar. Y por supuesto también espero que algún medio de comunicación ponga mucho más interés en los valores que debería transmitir el fútbol.
Hay mucho por hacer y merece la pena.