Lo más bonito de las sociedades del sur de Europa, y muy acentuado en Italia y en España son las relaciones intergeneracionales. Niños, jóvenes, adultos y ancianos convivimos, vamos juntos a los parques, a las playas, compartimos comidas con largas sobremesas y disfrutamos unos de otros. Nos abrazamos, nos besamos, nos acompañamos y nos ayudamos unos a otros en los momentos más difíciles, y lo hacemos porque nos queremos. Esa virtud, nos ha hecho especialmente vulnerables a esta pandemia que recorre el planeta. Y nos hace sufrir doblemente el confinamiento al alejarnos unos de otros.
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Pero no vamos a renunciar a ello. Y no vamos a abandonar a nuestros mayores, lucharemos hasta nuestra última gota de sudor, emplearemos hasta nuestro último céntimo, para salvar a todas las personas que podamos, tengan la edad que tengan, porque cada dia de la vida con los tuyos es un regalo que no tiene precio.
Siento pena por aquellos que no saben valorarlo o no lo entienden , seguramente nunca lo han disfrutado. A todos los que hoy estáis sufriendo las consecuencias de esta maldita enfermedad, sabed que no estáis solos. Hoy no podemos abrazaros, pero lo haremos pronto.