Estoy harto de que nos digan qué tenemos o no tenemos que hacer. Sea quién sea. Hemos de tener suficiente criterio (democrático) para discernir la mejor candidatura para asumir las responsabilidades que conllevan la gobernabilidad de una ciudad cosmopolita como Barcelona.
Entretodos
Ocultar como avestruces lo que ocurre en cuanto a libertades censuradas de forma burda y abrupta (judicialmente) impide resolver los problemas de la ciudad, de raíz. Los paños calientes son comida para hoy y hambre para mañana. No comprendo cómo se puede debatir fría y cínicamente sobre agendas sociales como primer punto, permaneciendo insistentemente en prisión candidatos por sus ideas.
De ahí que mi visión consista en denunciar todo lo que obstruya la libertad de expresión y la democracia, auténtica y no tan solo de palabra (y sin hechos reales que la corroboren). Por tanto y como resumen, y con ello espero que se sepa de lo que hablo o al menos se intuya, no es necesario ni tan siquiera explicitarlo, menos hablar de lo que hay que hacer o no, y más respetar las opiniones de todos y todas. Por supuesto, respetando escrupulosamente las voluntades de las mayorías surgidas del sufragio universal.
Por el bien de la gran ciudad de Barcelona, del país (o países), pero sobre todo y ante todo de la democracia y de la libertad de expresión (y de pensamiento, faltaría más), dejemos que cada cual de acuerdo con su propio criterio y conciencia vote al alcalde o alcaldesa que más lo merezca, sin más...