En estos últimos días somos muchos los que hemos recibido cartas de diferentes partidos políticos pidiendo nuestro voto. Esta práctica tan habitual en las campañas políticas supone un gran desperdicio de papel ya que, en una misma familia, se acumulan muchas cartas iguales. Esto lleva al deshecho de muchas de ellas sin que ni siquiera sean abiertas. Este despilfarro de recursos podría evitarse simplemente enviando una carta por familia en lugar de tantas como votantes haya.
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Por otro lado, las cartas que llegan a ser leídas siguen sin ser útiles porque proporcionan las papeletas que encontraremos después en los mismos colegios electorales y una mínima explicación de las propuestas. Digo mínima, por no decir inexistente (en algunos casos), y eso es lo que realmente tendríamos que recibir, un programa electoral claro de cada uno de los partidos políticos. Al fin y al cabo, más allá de las caras, votamos unas ideas y unas propuestas que nos afectarán a todos en los siguientes años. Por eso, deberíamos tener derecho a estar bien informados.