Seguimos sin señalizar dignamente las fosas comunes, sin abrirlas, sin dar sepultura correcta a miles de conciudadanos, sin crear un banco de ADN que permita identificarlos, sin que los ayuntamientos democráticos realicen el listado de víctimas de cada municipio. Dignificar a las víctimas no debería ser sólo tarea de ONGs memorialistas, sino de todas las instituciones que se dicen demócratas.
Entretodos
Procede recordar que hay un mandato de Naciones Unidas para que se abran las fosas. España es después de Camboya el país con más fosas sin abrir.
Josep Benet dijo que un país no puede ser normal si no conoce con nombre y apellidos todos y cado uno de los que perdieron la vida en una guerra como la vivida en este país.
Imre Kertész, sobreviviente de Auschwitz y premio Nobel, insiste en que olvidarse de los muertos es matarlos una segunda vez.
Resulta difícil interpretar el sentido que la Generalitat de Catalunya da al acto conmemorativo del 18 de Julio en el Palau, cuando hay tantas fosas por abrir, tanta reparación por hacer, tanta justicia por ejercitar, con todas las víctimas, pero sobre todo con aquellas que en su día defendieron el orden constitucional.