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18 de julio: Memoria escrita con sufrimiento

Imagen de la plaza de Catalunya tras el estallido de la guerra civil, el 19 de julio de 1936 en Barcelona. / AGUSTÍ CENTELLES / CDMH

Gracias a El Periódico de Catalunya por recordarnos los 80 años del inicio de la Guerra Civil. Felicidades por su insuperable edición de ayer. Agradecido por hacerme revivir a mi padre, Juan Martínez, con la  máxima intensidad.

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Cuando estalló el conflicto tenía 18 años y vivía tranquilo en su querido pueblo de Águilas (Murcia). Pasó casi tres años por los frentes levantinos. Primero defendiéndose, después a merced de los terroríficos aviones alemanes.

“Sólo hacía que correr y correr, y ver como muchachos como yo caían heridos o muertos a mi alrededor”, comentaba.

“Juanito” - me decía siempre al final- “salvé el pellejo de milagro”.

Tuvo suerte, tras el final de la Guerra y después de un par de meses confinado en la Plaza de toros de Las Torres de Utiel (a modo de campo de concentración) pudo regresar y vivir una  larga vida.

Me acuerdo de la historia de mi tío, José Díaz (hermano de mi  madre, Isabel). Llegó a teniente del ejecito republicano y con las tropas fascistas cabalgando ya por Montjuic logró escapar en un pequeño barco. Primero a Orán y luego a Santiago de Chile. Allí murió en 1982. Jamás regresó.

Son mis historias. Apenas, sí, dos historias entre millones. Historias de horror que sacudieron a los pueblos y a las gentes de este país. Historias que, como bien decían ayer estas páginas, jamás deben caer en el olvido.

Mi emoción, mi gratitud y mi memoria, siempre mi memoria, para todos los que las escribieron con tanto sufrimiento.