Me ha tocado. Suplente... pero con muchos puntos. Siempre he defendido el derecho de votar y siempre he votado. Esta vez lo haré. Y estaré allí. Con todas las personas a las que les haya tocado. Pero ¿dónde empieza mi derecho a no contagiarme? Nos harán tests de antígenos. Muy bien, para la persona que esté a tu lado. Pero ya sin vacunación (sin tiempo y me temo que sin vacunas). Tengo que fiarme de los protocolos que vaya a seguir mi Gobierno, mi comunidad y mi ayuntamiento. De los últimos, son personas y sé que van a hacer lo posible para evitar contagios. En los otros... no tengo confianza alguna.
Entretodos
En toda la pandemia, va a ser la primera vez que voy a estar expuesta y durante tantas horas. ¿A nadie se le ha ocurrido reducir las horas y cambiar a las personas que forman las mesas para que no estén tan expuestas? ¿De verdad la solución para una mesa electoral era hacerlo todo como siempre?
Si lo miramos con perspectiva de empresa, salvando la gestión inicial que desbordó a todos, por la mala gestión de la segunda y la tercera ola y de la vacunación y la enfermedad, estarían todos despedidos desde hace meses, y de manera muy procedente. Por favor, voten con todas las protecciones posibles. Ah, y no tengo más de 60 años.