Pocas cosas generan tanto consenso como la necesidad de llenar de árboles las ciudades del territorio metropolitano, pues está científicamente demostrado que tienen un papel destacado como sumideros de carbono, regulan la temperatura y favorecen el bienestar de las personas. En ese sentido, María Serrano, vecina de Cornellà de Llobregat, exige un mayor cuidado de las decenas de ejemplares de su calle, el paseo de la Campsa. “Los árboles están abandonados, con ramas caídas, troncos apoyados en el alumbrado”, escribe en su carta esta lectora, que echa de menos una poda –vive en un primer piso y las ramas invaden su balcón- y una urgente renovación de las aceras, levantadas por las raíces, para que el vecindario pueda disfrutar (sin miedo a tropezar) este espacio.