La contraportada

Cómo comportarse en... la llegada de septiembre

De cómo encarar las inquietudes autumnales que agrietan el acantilado antes imperturbable que las olas, con la persistencia de los días, van laminando

¿Qué lesiones pueden provocar las mochilas del cole en los niños? / Epi_rc_es

La felicidad debe consistir, lisa y llanamente, en estar en el lugar donde querrías estar. Después, establecemos pactos con nosotros mismos y con el entorno en función de lo que tenemos a nuestro alcance. No se trata de deprimirse porque no se dan las condiciones exigibles, sino de pensar que puede haber alternativas plausibles y viables para que los deseos primigenios se disuelvan en una solución de posibilidades aceptables. Es importante, en este sentido, no fijarse un hito inalcanzable o un objetivo demasiado ambicioso. Adecuar las propias expectativas a la realidad y pensar que la felicidad también es posible (por lo menos en dosis homeopáticas) cuando no se alcanza la cima. De hecho, muchas veces, la cima es un espejismo perdido entre las nieblas de las altitudes, y ese lugar que debía ser excelso e insustituible se vuelve insulso y mezquino justo cuando llegas. Somos complicados, al fin, y resulta que siempre querríamos habitar donde no estamos, incluso cuando estamos allí donde pensábamos que queríamos estar.